Película La joven del agua

Después de unos años de duro trabajo en la sombra, la carrera de M. Night Shyamalan se vió catapultada al estrellato cuando en 1999 El sexto sentido se convirtió en la película del año (con permiso de Matrix). A partir de entonces, el realizador indio ha alternado largometrajes en los que su incontestable potencia visual cuenta una historia incomprendida por el gran público pero saboreada por los gourmets de los mcguffins con doble fondo (El bosqueEl protegido), con fallidas fábulas ejemplarizantes como Señales y la cinta que nos ocupa, La joven del agua.

Paul Giamatti, héroe cotidiano

El halo de leyenda milenaria transportada al presente en el que se nos quiere introducir desde los títulos de crédito no llega a cuajar en ningún momento en esta historia de un encargado de mantenimiento de unos chalets que encuentra un ser fantástico en la piscina del complejo. Dicho ente, separado de su hábitat natural, deberá volver a su hogar con la ayuda de todos los vecinos, los cuales descubrirán que pueden aportar su granito de arena dentro de la normalidad de sus vidas. El tema del deber por cumplir, del ser un buen integrante de una sociedad que luche por el bien del ser humano y el planeta que habita será tratado de forma metafórica para colar el mensaje disfrazado de alegórico cuento de hadas. Al fin y al cabo qué son los cuentos sino parábolas que pretenden enseñar algo.

Pero la historia tiene poca gracia, no engancha en ningún momento y el micro-universo que se nos presenta en forma de unas cuantas casas alrededor de una piscina con sus respectivos habitantes no consigue hacernos partícipes de la trama como debiera. El hecho de mostrar el peligro de forma implícita tampoco ayuda, al igual que los cutrongos efectos especiales. Este problema ya le pasó a Shyamalan en Señales, mientras que cuando todo se intuye sus guiones funcionan mejor, como ocurre en la subvaloradísima El incidente. Otro grave fallo que siempre comete es reservarse un trascendental papelito, como si un simple cameo Hitchcockniano no le valiese. Siendo como es, un mediocre actor, no debería ni planteárselo.

Shyamalan se empeña en aparecer en sus películas

Ni siquiera el talento del director se luce en casi ningún momento, como si subconscientemente supiera que el material que tiene entre manos no merece tal honor. Tan sólo Paul Giamatti mantiene creíble la narración con un trabajo impecable, como siempre ocurre con este maravilloso actor.

De modo que al llegar al final ni éste tiene ningún truco de magia que mejore lo anterior ni el camino que ha llevado hasta él ha sido estimulante, quedando en un simple «correcto», la cual es una valoración paupérrima tratándose del que considero uno de los directores con más talento visual de la actualidad. Tal vez debería empezar a pensar en rodar guiones buenos aunque no estén escritos por él, y centrarse en sacarles todo el jugo. Sea como sea, siempre nos deleitará con algún plano o escena memorables en cada nueva cinta, por lo que su visionado habrá merecido la pena.