Película Crimen ferpecto

Exceptuando la olvidable y carente de personalidad Los Crímenes de Oxford, el cine de Álex de la Iglesia es perfectamente identificable, para bien y para mal. Crimen Ferpecto sigue todas las pautas de las obras del ahora director de la Academia de Cine. A pies juntillas. Cine de autor, vaya. El bueno de Álex siempre metiendo el dedito en las pequeñas miserias humanas con personajes que buscan una salida fácil a sus problemas, o eso pensaban ellos…el del cineasta es que parece no aprender de sus errores y cae en ellos de manera tan clara una y otra vez que no entiendo que nadie se los haga ver.

Comenzando de manera bastante decente, y haciendo gala de la gran puesta en escena marca de la casa, la película parece navegar por aguas conocidas pero extrañamente diferentes, lo suficiente como para interesar y resultar graciosa, que para eso es una comedia. Bueno, eso si el espectador puede soportar a Guillermo Toledo, una auténtica parodia de sí mismo…como siempre, por otra parte. Inmersos, como decía, en un ambiente hitchcockniano de mercadillo (tienda pijis, en este caso), con las tetitas fresquitas que tanto le gustan a de la Iglesia y la truculencia habitual, llegamos al momento en que el guión debe ir más allá y ofrecer un nudo y desenlace dignos, lógicos e interesantes. En este momento se acabó el descanso del partido y Álex y su guionista dejaron el final en un par de líneas y listo. Asunto terminado, veamos cómo acaba el encuentro.

Y claro, cuando aparece la pirotecnia y las carreras y agobios para los protagonistas, se acaba la película. La caída de nivel (que tampoco era demasiado alto) del asunto en la segunda parte es tal que el interés y las carcajadas (o sonrisas al menos), se despiden y ya nos veremos en la primera parte de otra peli del director. Toda la supuesta crítica social a las relaciones humanas en el trabajo y un cierto transfondo sarcástico sobre la sociedad de consumo y blablabla… se queda en nada. Es así. La incapacidad para hacer una película totalmente redonda estropea los momentos buenos, alguno incluso brillante, que siempre jalonan las pelis de Álex. Una pena. Esperemos que el partido al menos mereciera la pena.