Película La pantera rosa 2

No soy fan de La pantera rosa. Ni de los dibujos ni de las películas, las cuales no me hacen demasiada gracia. Peter Sellers era un genio, pero prefiero el histrionismo, ironía o ingenio de otros de sus papeles (véanse Teléfono rojo de Kubrick o El quinteto de la muerte, también de Edwards, como la primera Pantera…) al golpe y la tontería del Inspector Closeau. Dicho esto, no os extrañará que no haya visto la primera parte del re-estreno de la franquicia que fue La pantera rosa, de 2006. Da exactamente igual. Ahora, en 2009, la venganza del destino me hace entrar en la sala de cine a ver la continuación. ¿Expectativas? Nulas. ¿Nivel de satisfacción con el producto? Nulo.

¡Súbeme la nota, Sandman!

Un ladrón escurridizo está haciéndose con objetos de valor de distintas partes del mundo y alguien debe detenerlo. A los jerifaltes globales no se les ocurre otro genio de la justicia para llevar a cabo tal tarea que el patoso Inspector Closeau, el cual comandará un grupo de sabuesos internacionales a la caza del chorizo. Un argumento que sirve como excusa (mcguffin, si nos ponemos finos) para que ocurran cosas, y que podría haber servido para una aventura tanto de Mortadelo y Filemón como de Transporter, por decir algo. ¿El resto? Golpes, cacharrazos, topetazos, encontronazos, sustancias cayendo sobre gente, pura comedia de lanzamiento de tartas con poca gracia en algún momento y ninguna en la gran mayoría del soporífero tiempo que dura.

García, esperando El Padrino IV

Un auténtico rollo que no capta absolutamente nada del encanto que dicen que se respira en la original, y, lo que es peor, que tiene chistes muy malos. Porque vamos a ver, ¿no daría igual que no se pareciera a la antigua Pantera si fuera mínimamente graciosa? Para redondearlo todo, en el grupo de policías internacionales nos encontramos actorazos haciendo el g*** y el ridículo, no sé cómo les han engañado para hacer esto, deben estar en horas muy, pero que muy bajas. Andy García, John Cleese, Alfred Molina…si quereis hacer una comedia desenfadada y gorrina, llamad a los Farrelly y olvidaos de Martin.

Y llegando al artífice de este despropósito, el susodicho Steve Martin, ahora que un actorazo ha presentado los Oscar con más gracia que cualquier cómico y que la nueva ola de cachondos americanos de la mano de Judd Apatow se ha hecho con el control de las risas de la nueva generación, búscate un lugar tranquilo a la sombra donde beber mojitos y disfrutar de tus canas. ¡Hay que saber retirarse a tiempo!