Película ¿Hacemos una porno?

En un tiempo donde la marca Apatow parece haber descubierto la fórmula de la Coca-Cola, no está nada mal que Kevin Smith retorne a su mejor versión para reivindicarse como el verdadero creador de la nueva comedia juvenil americana, y de este modo poner a cada uno en su lugar. Y me refiero más a sus exacerbados seguidores que al propio Apatow y sus chicos, pues me da la sensación de que estos últimos le profesan el respeto que merece al director de La Trilogía de Nueva Jersey. Dos de ellos (Seth Rogen y Elizabeth Banks) no han dudado en ponerse a sus órdenes para protagonizar, junto a algunos habituales del director y la mítica Tracy Lords, esta desternillante Zack and Miri Make a Porno: un auténtico placer culpable de quien les escribe. Soy consciente de su falta de profundidad; pero oigan, hacía mucho tiempo que nadie me hacía reír tanto en un cine.

Zack y Miri, dos amigos que no son lo que se dice unos triunfadores de la vida, comparten piso y coche -a cual más cutre- para poder salir adelante con sus grises vidas. Tras uno de esos rencuentros programados con tu promoción del instituto (ojo a “Superman” Brandon Routh haciendo de gay/amor imposible de Miri en una secuencia divertidísima con Justin Long), ambos deciden que ya está bien, que la existencia debe esconder algo mejor para ellos dos que una interminable lista de facturas sin pagar y la posibilidad de que les echen del piso. Como todo empieza por las “buenas” ideas, este par de desastres andantes encuentra que la mejor solución a sus problema es dirigir su propia película pornográfica, y como haría Orson Welles, también protagonizarla.

Zack and Miri 1

El espectador observará inmediatamente el parecido que guarda la cinta con esa otra joya a reivindicar que es Torremolinos 73 (Pablo Berger, 2004). Sin embargo, a diferencia de la obra de Pablo Berger, Kevin Smith aleja su película del cualquier tono dramático. La delicada situación económica de Zack y Miri no deja poso triste alguno, y pronto nos abandonamos al despiporre más absoluto en una auténtica diarrea cómica llena de gags, tacos, frases ingeniosas y escatología al más puro estilo Kevin Smtih. Si Allen dijo que el sexo sólo era sucio si estaba bien hecho, este eterno adolescente atado al Hockey y a La Fuerza no va a ser el que se posicione en su contra, desde luego.

El enredo (obvio) se produce cuando se confirma una de las máximas que mantenemos en la redacción de VaDeCine.es, el sexo es esencial en todo lo que rodea a las relaciones de pareja. El director voltea esta afirmación y convierte un orgasmo compartido en el elemento desencadenante de los sentimientos que los protagonistas descubren que se profesan bajo toda esa supuesta amistad platónica de toda la vida. Todo, en una secuencia donde además juega por primera vez con la doble visión del mismo hecho (la cámara de la película y cámara de la película dentro de la película) para subrayar este cambio antes y después de la toma. Sin embargo, poco hay más allá. La complicidad entre los protagonistas y la empatía que fácilmente uno siente por ellos no evita la sensación de que, por el lado profundo, Kevin Smith casi siempre acude a mecanismos muy sobados de la comedia romántica y no se acerca, ni por asomo, a la frescura argumental de sus predecesoras más redondas: Clerks (Kevin Smith, 1994) y Persiguiendo a Amy (Kevin Smith (1997).

Zack and Miri 2

Pero dicho esto, ¿Quién se resistió a ese otro disfrute vacuo llamado Mallrats (Kevin Smith, 1995), que completaba la trilogía? En esta película, como en aquella, Kevin Smith recupera esa especial capacidad para hacer reír a todos los niveles, desde el más bajo, con una especial predilección por la hez fecal, como en toda su filmografía; al más alto, puesto de manifiesto en los numerosos diálogos llenos de locuacidad que salpican la historia, mi preferido: todo el proceso de elección del título de la película, una auténtica prueba de fuego para traductores, que deberán buscar interpretaciones en español a la altura de Cockcoon, Lawrence of A-Labia o Star Whores (¿Las Guarras de las Galaxias?).

En esta irregular película, bien interpretada, con gancho y muy divertida pero también, paradójicamente tratándose de una película con pretendido carácter exhibicionista, muy poco arriesgada en el fondo, queda clara una cosa: Kevin Smith vuelve a sus orígenes, a esas tres maravillosas comedias que nos regaló cuando empezaba en esto del cine. Zack y Miri make a Porno es su manera de decirlo. Cuando la vean, piensen en ello. Zack y Miri ruedan con cuatro duros, en el lugar de trabajo, usando una cámara y a sus amigos como actores