Película Sexykiller

Entraba un servidor a la sala, he de confesar, con escasa confianza en la cinta. Sin grandes prejuicios, pero con cierto recelo comprensible, pues todos inevitablemente preformamos alguna idea antes de ver cualquier film. Desde luego, lo que sí descartaba, y tras el visionado se confirma mi sospecha, era el encontrar una película que vaya a quedar por mucho tiempo en la memoria de los espectadores. Efectivamente, ésta será olvidada en breve; no obstante quedé gratamente sorprendido por lo correcto y fresco de su propuesta, así como por la calidad de su acabado.

Queda claro que SexyKiller no revolucionará el panorama cinematográfico español y que sus pretensiones acertadamente tampoco son éstas, sino divertir; pero lo que sí consigue de manera muy meritoria es poner una piedra más para la construcción de esa senda, iniciada por directores como Álex de la Iglesia, que nos lleve a realizar películas españolas desenfadadas satisfactoriamente realizadas, capaces de competir en categoría con la industria norteamericana sin recurrir a nuestra típica comedia escasa de recursos, medios y efectos visuales impactantes.

Miguel Martí, director de la obra, nos presenta con este film su particular parodia del género terror/fantástico ubicado entre las series de la B a la Z al más puro estilo George Romero, Sam Raimi o Robert Rodriguez. Entendido como tal, el proyecto tiene su gracia, pues sólo de esta manera puede digerirse el disparate ofertado cargado de ultraviolencia entre adolescentes, gore, gags cómicos, zombies y sangre a borbotones. Una gamberrada que, no alcanzando la altura de míticos films entregados a la causa como Abierto hasta el Amanecer, sí que se sitúa en una digna posición por méritos propios.

El planteamiento, aunque con evidentes lagunas, es muy digno. La combinación de elementos ya vistos obviamente resta originalidad al asunto, sin embargo, la naturaleza cómica de la película disfraza cada escena de homenaje con bastante destreza, resultando su acabado más que aceptable gracias, y esto es muy valorable para un producto de este tipo, a sus notables efectos visuales que sorprenderán por su calidad y credibilidad. Es evidente el cuidado y mimo puesto en cada minuto, regalando una puesta en escena ágil, dinámica y muy atractiva. Otro de los valores añadidos a sumar en su favor es su pareja protagonista, con un César Camino, cómico al alza, más que correcto, y sobre todo con la magnífica actuación de Macarena Gómez, que, muy por encima de la película en su globalidad, lo borda interpretando a una psicópata estudiante de Medicina que siembra el pánico en el campus con atrocidades propias de sus idolatrados asesinos del cine. Su ensimismada actuación, cargada de registros, es mucho más seria de lo que uno pudiera esperar de un título como éste, resultando su presencia, tan aterradora como seductora, lo mejor de la función con diferencia.

Con todo lo dicho, y tras haber apreciado tanto las virtudes como los desajustes de los momentos más flojos del film, quedo relativamente satisfecho por el intento, mereciendo el aprobado un trabajo que destila cariño y profesionalidad por todos sus poros, pese a no terminar de cuajar por su patente irregularidad. A la espera de confirmar nuestro potencial patrio, títulos como Sexykiller suponen otro esperanzador paso adelante.