Película De tu Ventana a la Mía

Tres experiencias vitales de tres mujeres en distintas épocas del pasado siglo XX componen el argumento de De tu Ventana a la Mía, premio a la mejor ópera prima en la pasada Seminci. Violeta (Leticia Dolera) es una adolescente enferma. Tiene nombre de flor y, como ellas en el invernadero de su casa de campo, vive presa de la sobreprotección de su padre, un botánico retirado. Aprende biología para entrar en la Sorbona, crisálida de conocimiento en la que anhela transformarse en mujer libre. En los años de la posguerra sufre Inés (Maribel Verdú) la persecución de quienes tuvieron algo que ver con el bando republicano durante la Guerra Civil. Ama clandestinamente a Paco (Roberto Álamo), un maqui que arriesga su vida cada poco para compartir un puñado de segundos con ella, oro puro de amor y sexo. Ya en los primeros años de la Transición encontramos a Luisa (Luisa Gavasa), deprimida por una vida sin amor y ahogada en la cotidianidad de la casa que comparte con su hermana.

Según Paula Ortiz, directora y guionista de la película, existe un cordón umbilical que permite relacionar las frustraciones y las cargas inherentes al género con independencia del contexto histórico, premisa que desencadena esta ambiciosa elegía a lo femenino de trazo precioso y recorrido, desgraciadamente, irregular.

El magnífico trabajo fotográfico de Migue Amoedo es, sin duda, el gran valuarte de una película por otra parte demasiado impermeable, incapaz de provocar grandes reacciones emocionales en el espectador a pesar del profundo drama que la habita de principio a fin. Sus personajes palidecen esposados a una retórica visual que impide el vuelo de los actores que los encarnan. En Maribel Verdú, Leticia Dolera y Luisa Gavasa, las tres actrices protagonistas del film, se intuye suficiente calidad interpretativa como para culpar de su incapacidad empática a la arquitectura de la historia. Es como si Ortiz hubiera priorizado su esfuerzo en demostrar su pericia tras la cámara y no tanto en probar su aptitud en la construcción del relato, cometiendo muchos de los pecados contemplativos de la última Isabel Coixet, su referente más claro dentro del cine español actual.

Las historias relativas a Dolera y Gavasa naufragan en solitario. Acusan ambas su falta de aliento propio en pos de un mensaje único que, como les decía, tampoco cala hondo. La primera es extremadamente ornamental. Cuesta ver las entrañas del ecosistema padre-hija, cuyo frágil equilibrio rompe definitivamente la visita de un joven estudiante. Su progresión es abrupta y excesivamente trágica incluso para el estándar adolescente, que todo lo agranda. La proyección de los primeros pasos de la democracia española sobre el ansia de amor de la deprimida Luisa en la tercera historia tampoco se percibe bien engrasada. El desarrollo es inconsistente, sin una idea clara del significado de lo observado más allá de lo obvio.

En todo caso, es justo concluir resaltando que las indudables virtudes de De tu Ventana a la Mía compensan sus tropiezos narrativos. Sólo cabe desear que la maduración de Paula Ortiz como directora consiga encauzar su privilegiada mirada. Su comienzo ha sido halagüeño. Permaneceremos a la espera.