Película La Vaquilla

Marco del film: “La Guerra Civil Española”. Año de producción: 1985. La censura, que tanto había hecho estrujar el cerebro de dos de los más grandes de nuestro cine, Berlanga y el guionista Azcona, era historia. Ante tanta libertad, más legal que real, ya que hablamos de un tremendo conflicto con muchas heridas aún abiertas, debieron pensar los dos genios que no habría mejor manera de enfocar la comedia que repartiendo burlas y caricaturas por igual entre ambos bandos, ridiculizando tanto el desorden del bando republicano como la hipocresía del nacional, entre otras ironías y tópicos elevados al ridículo más desternillante de una también satirizada guerra en su conjunto. Obviamente, el resultado podría rozar el insulto para muchas familias que perdieron tantos seres queridos en la contienda; no obstante, jamás lo traspasa al tratar el tema con tanta gracia que, incluso en esos casos, es difícil no soltar una carcajada, aunque sea teñida de cierta melancolía, ante el reflejo de este triste pasaje tan nuestro tratado de una manera tan genuinamente nuestra.

El talento del director manejando un reparto coral queda de nuevo de manifiesto, encajando a la perfección las actuaciones absolutamente magistrales de algunos de nuestros más ilustres actores. Hablamos de magníficos profesionales del teatro, del cine y la televisión como Alfredo Landa, José Sacristán, Agustín González, Santiago Ramos, Juanjo Puigcorbé o Guillermo Montesinos, entre muchos otros, que son el verdadero tesoro de esta obra, cuajando con su trabajo una divertida cinta, que si bien no cuenta con la excelencia de guiones anteriores en Berlanga como El verdugo o Bienvenido Míster Marshall, sí que traza un argumento muy ameno, dejando también un destacado lugar para el mensaje y la metáfora representada en ciertos elementos de la obra, como la propia vaquilla que da lugar a este relato. Por supuesto, como no puede ser de otra manera, el film está dotado de un sutil toque dramático, tan esencial en cualquier buena comedia que se precie. Desgarradoramente significativa resulta, sobre todo, su escena final capaz de dejar ese momento para la profunda reflexión tras el disfrute.

Luis García Berlanga, uno de los grandes del cine español.

Ambientada en el frente aragonés, un improvisado e incompetente comando del ejército republicano decide pasar al lado nacional, disfrazados de soldados de Franco, para sabotear las fiestas preparadas por los nacionales en el pueblo de Perales. Su objetivo será robar la vaquilla del encierro de la jornada, consiguiendo, de paso, alimento para su propia tropa que tan hambrienta y desmoralizada se encuentra. Los cinco soldados infiltrados no saldrán de un embrollo sin verse metidos en otro, creando una divertidísima odisea en un pueblo en el que pasarán de todo menos desapercibidos entre el amplio abanico de personajes encontrados, quedando reflejada una perspectiva distinta de una misma guerra en cada uno de ellos.

Más que notable en su conjunto, una de las grandes películas del cine español en la que, repito, todos sus intérpretes lucen de verdad bajo la batuta de uno de nuestros mejores cineastas de todos los tiempos.