Película Tess

Según se cuenta, fue la malograda Sharon Tate, esposa de Roman Polanski, quien recomendó a su marido la adaptación de la novela «Tess of the d’Urbervilles» (Thomas Hardy, 1881) poco antes de ser brutalmente asesinada. A ella queda dedicada esta película en sus títulos de créditos; y, casi anunciando que una gran tragedia está por llegar, un triste y profundo “a Sharon” da inicio a esta interesante función marcada por una desdicha terriblemente insistente y despiadada.

Aterradora visión de la distancia abismal entre clases en la Inglaterra victoriana, la historia de la joven Tess es la de tantos y tantos campesinos resignados durante siglos ante su miserable existencia. La desventura parte de una aparente oportunidad para la familia de la bella muchacha, la cual es enviada a establecer relación con unos parientes ricos tras el descubrimiento casual de un noble linaje ancestral. Pero hay una fuerza en este Mundo que en raras ocasiones deja escapar a los pobres de su condición cuando se cae en desgracia, ni aunque transcurran varias generaciones, al menos manteniéndose íntegros. “Jornalero, tienes hambre testaruda para herencia de tus nietos” rezaba el poeta Ignacio Castellanos; y es ésta -una de las grandes verdades de nuestra sociedad- la que una y otra vez golpea con fiereza la travesía de una chica esforzada en mantener la dignidad pese a los reveses de un funesto destino y la maldición que parece suponer su hermosura. Cada brote verde es sospechoso de mala hierba, cada rayo de luz podría iluminar secretos que deben ser ocultados. Así de duro es su sino. ¿Logrará esquivarlo?¿Hay esperanza entre tanta miseria y fatalismo? La película discurre lenta pero atrayente. Difícilmente podremos apartarnos de ella sin desentrañar su conclusión.

Como indicaba, el calado dramático y social del argumento convierte la obra en un material lo suficientemente absorbente como para mantenernos interesados ante la pantalla pese a lo abultado del metraje. Romance y desastres nos cautivan. Ése es su fuerte. El apartado técnico es otro de los puntales de la cinta. Su logro es el de sumergirnos en la narración gracias a una fabulosa fotografía, su estupenda ambientación y una dirección francamente exquisita, sin duda digna de un maestro como Roman Polanski. La portentosa interpretación del elenco convocado hace el resto por este cuidado proyecto. Pero por encima de todos se eleva el gran trabajo de la joven y guapísima Natassja Kinski, inmensa en su papel contenido de rabia y tormento, sensual pero inocente, aprovechando la gran oportunidad que suponía esta notable producción en sus primeros pasos en el cine.