Valoración de VaDeCine.es: 5
Título original: Pork'ys
Nacionalidad: Canadá
Año: 1982 Duración: 94 min.
Dirección: Bob Clark
Guión: Bob Clark
Fotografía: Reginald H. Morris
Música: Carl Zitter
Intérpretes: Kim Cattrall (Honeywell), Dan Monahan (Pee Wee), Mark Herrier (Billy), Roger Wilson (Mickey)
Trailer
Creo que la mayoría estamos de acuerdo en que la zafia Porky's entra por los pelos en la categoría de cine. Su realización va justita, pero pasa el corte; ahora bien, sólo hay que echar un vistazo a los primeros minutos para entender que, más que una película armada de argumento y personajes, su pobre desarrollo sólo es una excusa para colar groserías varias, chistes procaces y algún mensaje de brocha gorda sobre la liberación sexual. No vamos a negar que alguna de sus secuencias resulta tronchante, sin embargo gran parte de ellas se acoge a ese refugio humorístico de "esto es tan estúpido que al final te tienes que reír". Para el recuerdo quedan el ruidoso polvo de Kim Cattrall (profe cachonda aquí y futura Samantha Jones en Sexo en Nueva York), los tres mirones de las duchas o la escena derivada de su gamberrada, en la cual una entrenadora sargento propone un reconocimiento de penes para identificar a los culpables. En definitiva, situaciones chorras que tampoco digamos que se acercan ni de lejos a la agudeza. No obstante, pese a convenir que la función anda bastante escasa de empaque cinematográfico, algún valor sí hemos de conceder a esta gansada, al menos como precursora y principal referente del ramal más chabacano del subgénero de la comedia adolescente. Y es que Porky's, con un mayor nivel de transgresión por su carácter pionero, ya existía mucho antes que American Pie y el resto de películas cimentadas sobre una pandilla de púberes locos por pillar cacho.

Rebuscando entre bromas y chorradas -las hay para todos los gustos y a buen ritmo-, parece entreverse un puñado de buenas intenciones más allá de la payasada general. Es evidente que la cinta defiende su metraje con cierta simpatía. A ello ayuda principalmente el nivel de camaradería reinante entre sus protagonistas masculinos, que más que individuos apenas constituyen una masa amorfa de jovenzuelos salidos, pero que vienen a ser antecesores erectus del "homo-Apatow", en definitiva colegas capaces de hacer gala de una blanquísima amistad entre jaimitadas y putadas con el culo al aire. Del mismo modo, el guión del desaparecido Bob Clark se ocupa en cierto sentido de dotar a esta parida de algún mensaje. Quizás podríamos hablar, y siendo muy benevolentes con la tosquedad de su presentación, de un discurso integrador centrado en el chico judío o de una marcada denuncia contra los malos tratos paternos. Soy consciente de que tales aspiraciones vienen grandes a un film basado en la venganza contra el gerente de un club de alterne, pero al menos hay que valorar que Clark se molestase en calzar alegatos de fraternidad y libertad entre la muchachada. Observando el subrayado de cada reivindicación queda claro que la sutileza no fue su fuerte. Tras repasar su filmografía puede que la dirección tampoco; no obstante, con esta nueva visión del cine adolescente, y probablemente con el de terror en su pre-slasher Navidades Negras, demostró al menos tener muy buen olfato. Lástima que las ideas originales y el talento para materializarlas no siempre vayan de la mano.
A veces lamentable, otras hilarante. Un hito en todo caso. Perfectamente revisable si se tiene un poco de perspectiva.