Valoración de VaDeCine.es: 2
Título original: The Dilemma
Nacionalidad: U.S.A.
Año: 2011 Duración: 112 min
Dirección: Ron Howard
Guión: Allan Loeb
Fotografía: Salvatore Totino
Música: Lorne Balfe, Hans Zimmer
Intérpretes: Vince Vaughn (Ronny), Kevin James (Nick), Jennifer Connelly (Beth), Winona Ryder (Geneva), Channing Tatum (Zip), Queen Latifah (Susan)
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Trailer
Parejas: Ronnie y Beth (Vince Vaughn y Jennifer Connelly) por un lado. Nick y Geneva (Kevin James y Winona Ryder) por el otro. La primera anda en construcción, el amor crece y la presencia del “dar un paso más en la relación” incomoda cada día un poco más. La segunda lleva tiempo asentada, el matrimonio perfecto... de puertas afuera, porque una cana al aire de Geneva descubierta por Ronnie iniciará un embolado que pondrá a prueba la solidez de los lazos que unen al cuarteto.
Puesto que el punto de partida de todo el tinglado de ¡Qué Dilema! descansa en el modelo de vida estadounidense más tradicional, es importante resaltar que al público europeo, ya de inicio, le costará muy mucho comulgar con los preceptos inamovibles que aquí se manejan y fundamentan la trama: el matrimonio es un objetivo en sí mismo, el triunfo en el trabajo es sagrado y merece todo sacrificio. Opciones ni siquiera cercanas a vertientes sit-com más del agrado del viejo continente como Friends o Cómo Conocí a Vuestra Madre, series neoyorquinas y, por tanto, mucho menos representantes del pensamiento estadounidense de lo que parecen. Esto va de coches y tías, la sofisticación brilla por su ausencia enterrada bajo una montaña de clichés.

Por descontado, ellos son el centro de atención de la película en todo momento. Y es una pena porque Connelly y Ryder son infinitamente mejores actrices y lo demuestran a la mínima oportunidad que sus unidimensionales personajes les brindan. Vaughn pone empeño y no sale demasiado mal parado de portar todo el peso interpretativo, pero el televisivo Kevin James (El Rey de Queens) es un zote descomunal delante de la cámara.
Simplista a más no poder, el argumento pivota en torno a la honestidad, un "¿lo digo o no lo digo?" de casi dos horas, agotador por culpa de un guión inocuo que no resuelve su propio dilema: es demasiado ligero para ser un drama y desde luego muy poco gracioso para alistarse en la comedia. Una indefinición que deja al espectador igual de desubicado en la sala.
Alguien mencionará que existe el concepto ‘melodrama’, claro, pero seamos serios, Ron Howard -una de las mayores mentiras que Hollywood ha parido nunca- no maneja con pericia los resortes del género. No es, digamos, Pedro Almodóvar, sólo aquel niño adorable de El show de Andy Griffin intentando reflexionar sobre la pareja cual copia desdibujadísima de Woody Allen, que hasta en sus momentos menos lúcidos sobrevolaría con facilidad esta olvidable película.
Esto me suena a insoportable para mis sentidos... Lo de "zote" me ha hecho partirme de risa.