Valoración de VaDeCine.es: 4
Título original: Sucker Punch
Nacionalidad: U.S.A.
Año: 2011 Duración: 109 min.
Dirección: Zack Snyder
Guión: Zack Snyder y Steve Shibuya
Fotografía: Larry Fong
Música: Varios artistas
Intérpretes: Emely Browning (Baby Doll); Abby Cornjish (Sweet Pie); Jena Malone (Rocket), Vanessa Hudgens (Blondie)
Página web
Trailer
Zack Snyder dirige por primera vez un guión propio (antes todo habían sido remakes, adaptaciones de cómics…) y lo hace utilizando la sublimación del McGuffin que se produce en los videojuegos (se busca un objetivo que no es otra cosa que un motor para la acción) para introducir al espectador en su peculiar universo visual. Así pues vemos a las protagonistas pasar por una serie de set-pieces a modo de pantallas a superar para llegar al final de la historia. Y aunque aquí sí contamos con una cierta moraleja auto-afirmante a través de frases de autoayuda que intentan dotar a la cinta de cierto sentido aparte del puro deleite (o más bien tormento) visual, lo más importante es el camino y la forma en la que se anda éste de la mano del director.

De modo que ni que decir tiene que los ingredientes del potaje son bien conocidos de antemano, cámara lenta hasta lo estomagante, fotografía quemada para dar aspecto surreal, efectos especiales que rayan a gran altura y música a todo volumen para acompañar las explosiones de una acción sin descanso. Snyder, en una entrevista promocional, decía que era una especie de Alicia en el País de las Maravillas con metralletas y, efectivamente, argumentalmente eso nos encontramos, exceptuando que aquí tenemos más de una Alicia y todas ellas van en cueros. La fantasía de cualquier adolescente con la mano cansada y la cara llena de granos, pero sea como sea, mucho más divertida que la adaptación de Tim Burton de la novela de Lewis Carrol (tampoco era difícil). Zorritas en el País de las maravillas, podríamos llamarla.

El ritmo es trepidante (a veces cayendo en el atropello de la acción) y la idea de mezclar los universos inventados y reales es buena aunque se echa de menos más interacción para crear mayor vínculo emocional con la realidad. Cuando la cosa se pone más trágica y algo emocionante (dentro de lo que cabe), Snyder pone el freno para explicar al espectador despistado entre tanto liguero que su artefacto no es sólo un divertimento, sino que hay algo más, resultando el final un anti-climax un tanto extraño pero que consigue que el empacho de peleas inicial se disuelva un poco. Una pena que no haya sabido mantener mejor el equilibrio entre las dos vertientes, porque dicho lastre hace que tras la primera hora los espectadores que hayan desconectado debido al abuso del video-clip y la carnaza ya no se vuelvan a recuperar.
Una cuestión: ¿el look putilla es absolutamente necesario para la trama?; porque en Sin City las chicas armadas medio en cueros son putas realmente.