Película Los sueños de Akira Kurosawa

Ocho cortometrajes de 20 minutos de duración componen esta película, la antepenúltima que realizaría el genio nipón Akira Kurosawa. Sin aparente relación temática entre sí, estos Sueños son los del propio realizador; rememoraciones de diversa índole sobre episodios pasados de su vida, desde la infancia hasta la edad adulta, protagonizados todos por Yo, quien viaja en el espacio y el tiempo descubriendo todo cuanto la belleza y miseria de su país natal, Japón, así como las relaciones con los seres humanos que lo pueblan, pueden ofrecerle.

Una vivificación de la naturaleza

En La luz del sol a través de la lluvia se nos invita al atrevimiento y a la desobediencia que dará lugar al descubrimiento de los misterios más recónditos que la naturaleza esconde. El huerto de durazno aporta una reflexión sobre la innata hermosura pero frágil vida que posee la naturaleza, desde la pureza de la mirada que todo niño alberga en su interior. La tormenta de nieve nos sitúa en un contexto de extrema hostilidad en el que el afán de superación tiene su recompensa en forma de supervivencia. Con El túnel penetramos en la oscuridad de la guerra y, al salir, flotan sus inevitables consecuencias en forma de secuelas imborrables. Cuervos nos hace entender que la relación entre arte y experiencia, entre vida y obra, es inseparable y, por supuesto, enriquecedora. El monte Fuji en rojo se asoma al fondo del abismo de nuestros miedos y nos devuelve un furioso vendaval de devastadores resultados en el entorno que nos rodea. El ogro llorón habla, emparentado con el anterior, del medio ambiente y las terroríficas consecuencias de nuestra falta de cuidado con él. Por último, El pueblo de los molinos de agua nos remite a la pausa y la convivencia tranquila, que dará lugar al conocimiento de las cosas que nos rodean, en toda una celebración de la VIDA.

Si por algo se caracterizan todos ellos es por su extrema belleza plástica. Kurosawa filma al hombre en relación con la naturaleza que le rodea, creando una especie de simbiosis de hermoso significado vital e impresionante sentido visual, que se logra gracias a las preciosas localizaciones del rodaje y a su exquisito aprovechamiento fotográfico, generando como resultado auténticos cuadros pictóricos ante los que el espectador no puede más que sentirse deslumbrado. Incluso hipnotizado cuando a esa brillante composición de imágenes le acompaña una selección musical de lo más seductora, confiriéndole al conjunto un aire de marcado carácter surrealista.

La relación entre arte y vida, inseparable

Sueños termina constituyéndose, pues, en una sucesión de pasajes vitales de un humanismo emocionante; un encadenado de sensaciones que entroncan directamente con el sentido que el arte tiene en el mundo, recorridas por una galería de imágenes próximas al onirismo y de un carácter absolutamente embaucador, fascinantes por su delicada puesta en escena y asombrosa plasticidad. Un viaje desde la experiencia a través del cual despertar nuestros sentidos.