Película Defendor

No se confundan, Kick Ass está más lejos de lo que aparenta. Estamos de acuerdo en que parece conveniente citarla para meternos en harina. No obstante, toda vez que el guión de Defendor fue gestado incluso antes que el cómic origen de Mark Millar, tampoco era imprescindible la referencia. No hay plagio que valga en cualquier caso, pero es que de hecho, más allá de un tipo corriente metido a superhéroe, tampoco ambas películas tienen demasiado en común. Y es que si la cinta de Matthew Vaughn flirteaba con el pavo adolescente y la adrenalínica parodia -con el subidón que esto conlleva- la cinta del debutante Peter Stebbings nos presenta una enternecedora tragicomedia en toda regla.

Francamente delirante exhibiendo los métodos y puesta en escena de este entrañable híbrido entre Forrest Gump y Travis Bickle, la cinta funciona mejor, sin embargo, en los terrenos del drama. En este delicado ámbito, refugiado tras la chocante presencia del justiciero, asoma un personaje absolutamente fascinante. Un auténtico héroe que, aun convencido de su obstinada cruzada contra el crimen, necesita imperiosamente de su alter ego para huir de los complejos que su cociente intelectual le acarrea.

Austera de medios, pero asentada sobre un Woody Harrelson de premio gordo, esta modesta cinta se vale del patrón del cine de superhéroes para desarrollar, lentamente y gracias a un inteligente montaje, el brutal drama de su afectuoso protagonista. Cierto es que el hilo argumental se muestra tan simplón como repleto de tópicos cuando Defendor luce disfraz. No obstante, estas grotescas costuras, que sólo pueden entenderse como premeditadas, dotan de mayor encanto, si cabe, a una aventura que bien podría haber sido diseñada por el propio quijote de la función, con toda la previsibilidad, épica pueril e inocencia que la apuesta trae consigo. Habrá quien observe que la dosis de azúcar es elevada, quien rechaze sentirse permeable ante su bienintencionado discurso de “respeta y ayuda a los demás”. Ése es el riesgo que se corre cuando pretenden tocarnos la fibra sensible: que, siendo como somos, cada uno de nuestro padre y nuestra madre, la acogida siempre es una incógnita. Y ya saben de sobra, cuando de interrogantes se trata, la industria tiembla, teme que el boca a oreja hunda la taquilla más palomitera, y no hay estreno en salas. Así pues, lanzada directamente en formato doméstico en España, ya han decidido por ustedes que, quien se atreva, mejor la cate en su casa. Una pena.