Película District 9

Así nació District 9; por derecho propio uno de los títulos de la temporada: disputas entre Fox, Universal y Microsoft dieron al traste con el proyecto de adaptación del videojuego Halo. La película hubiera supuesto el debut de Neill Blomkamp en el mundo del largometraje. Peter Jackson, decepcionado productor de la misma, ofreció pertinente compensación al director sudafricano con la adaptación de Alive in Joburg, uno de sus cortometrajes previos. Por una vez, agradezcamos algo a la industria.

Promocionada a la perfección con un trailer digno de estudio por su concreción y capacidad sugestiva, la película ya es rentable. Los 37 millones de dólares recaudados en Estados Unidos durante su primer fin de semana superan los modestos 30 millones gastados en ella. Jackson, gurú de los nuevos tiempos cinematográficos, vuelve a demostrar un olfato privilegiado con este genuino Sci-Fi, a medio camino entre aquellas curiosas obras de serie B obsesionadas con la guerra fría de mediados de los 50 y los vacíos productos de consumo masivo que pueblan el nuevo siglo.

Porque si hay algún calificativo con el que catalogar District 9 es, por encima de cualquier otro, el de inteligente. Lo suficiente como para contentar al crítico más reticente y al palomitero empedernido. Así de fresca es su premisa, localizada en Johannesburgo. El infame Distrito 6 de Cape Town, que vivió el desalojo de más de 60.000 habitantes negros durante los peores años del ‘Apartheid’, muta aquí a un Distrito 9 que sirve como lugar de reclusión de una comunidad alienígena llegada hace 20 años. Como su director, el espectador asume con toda naturalidad el planteamiento. La superpoblación y el desamparo han convertido la barriada en un semillero de delincuencia. Todo tipo de contrabandistas buscan provecho de las necesidades de la población extraterrestre. El gobierno, harto de la incómoda presencia de sus vecinos, ya ha preparado un Distrito 10 donde reconducirlos. Más lejos, allí donde su presencia no moleste lo más mínimo a la raza humana.

Blomkamp expone la trama con acertada textura narrativa, cuando menos en los momentos iniciales, sin duda los de mayor vuelo de la cinta, cercano al hiperrealismo de cualquier noticiero, mostrando lo ocurrido desde la llegada alienígena en clave documental con entrevistas ficticias, material fotográfico y videos de campo. Siempre haciendo gala de un saludable sentido del humor (miopes amigos de lo políticamente correcto han proclamado su repulsa por la falta de seriedad de su contenido político), la película baja el tono una vez difuminada la expectación inicial. De V y Ciudad de Dios saltamos a La Mosca y Perseguido. La acción, deliciosamente grotesca, hace acto de presencia cuando nuestro protagonista (excelente elección la del desconocido Sharlto Copley) se convierte en cazador cazado. Es aquí, ya en la recta final, en medio del tiroteo constante, cuando Dstrict 9 muestra sus costuras, una falta de resuello que intuyo radica en su procedencia.