Valoración de VaDeCine.es: 8
Título original: O Brother, Where Art Thou? Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2000 Duración: 106 min. Dirección: Joel Coen Guión: Joel Coen, Ethan Coen (basado en 'La Odisea' de Homero) Fotografía: Roger Deakins Música: T. Bone Burnett Intérpretes: George Clooney (Everett), John Turturro (Pete), Tim Blake Nelson (Delmar), John Goodman (Big Dan Teague), Holly Hunter (Penny), Chris Thomas King (Tommy Johnson), Charles Durning (Pappy O'Daniel), Del Pentecost (Junior O'Daniel), Michael Badalucco (George Nelson) Trailer
Homérica tarea elegir el siguiente paso tras el aplauso unánime y el éxito mundial. Siempre habrá quien, presionado por su propia sombra, muera de éxito calcándose a sí mismo. Y habrá quien, como los tremendos Hermanos Coen, arriesgue haciendo exactamente lo que le apetezca. O Brother! es el libérrimo y personalísimo parto subsiguiente a Fargo y El Gran Lebowski; una insistencia en el universo propio que, años después, entendemos inherente a este par de cineastas. Minusvalorada en su momento, esta particular revisión de La Odisea compone, en la humilde opinión de quien escribe, una de las mejores películas de los Coen, parte importante de uno de sus ramajes más interesantes, aquél del que también brotaron Barton Fink o Un Tipo Serio y en el que la comedia surrealista invita al simbolismo y la reflexión.
Porque O Brother! se disfraza de humor ligero, pero también existe en ella el poderoso retrato de una época y un lugar. Así, en la traslación de Ulises al Estado de Mississippi, en medio de la Gran Depresión norteamericana, atendemos a un tropel de personajes arquetípicos viviendo un duro momento que los empuja a creer en algo, lo que sea, con el riesgo de exaltación que ello conlleva. Situación especialmente compleja en el deprimido Sur, tradicionalista y xenófobo; soleado y bello, no obstante. Una Ítaca cuyo retraso socioeconómico espera ser paliado con la generalización de la electricidad, símbolo en el magnífico y vitalista film de la llegada del ansiado progreso a esta fotografía cobriza, onírica e inolvidable del Deep South. 
En la piel del presumido charlatán Everett Ulysses (idóneo Clooney) y sus dos compinches (Turturro -siempre Turturro- y Blake Nelson) recorreremos los polvorientos caminos desde su fuga de prisión hasta la Penélope de esta historia en pos de la diversa fortuna que les aguarda, anticipada en los primeros compases del relato por un ciego anciano negro, apropiado oráculo aquí. En busca de un tesoro enterrado y vapuleados por los designios de los dioses, el trío de presidiarios sufrirá los avatares del odiseaco paralelismo: lotófagos hechos hipófagos, sugestivas sirenas, un ciclópeo John Goodman e, incluso, el tempestuoso oleaje en medio del secarral.
No obstante será la música, la omnipresente música, quien articule tan peculiar mitología. Porque resulta difícil entender la crónica de esta zona de los Estados Unidos sin asociarla a la evolución de la música. Allí está el góspel de la esclavitud, la canción tradicional sureña de banjo y gorgorito, o el blues de los afroamericanos que vendieron su alma al diablo para dominar mágicamente los instrumentos. De todo ello, de su mixtura y digestión surgió algo positivo. La música pues como paradigma de la integración racial, como tabla de salvación redentora para nuestros sufridos protagonistas y como oportunista captor de votos para políticos avispados.
Con todo, en esta exuberancia de referencias intertextuales, de inolvidables secundarios, en esta sardónica instantánea histórica, los Coen, espléndidos guionistas ellos, inventan toda una comedia humana moderna en su más amplia acepción cuya obertura, extracto del texto clásico, invoca a las musas en un ejercicio que, visto lo visto, surtió plenamente el maravilloso y deseado efecto.

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¿Sólo un 8? ¿La misma nota que a Blue Jasmine? Sólo la escena en la fogata en la que Chris Thomas King versiona a Skip James hace que esta película merezca un 10.