Valoración de VaDeCine.es: 6.3
Título original: Los crímenes de Oxford
Nacionalidad: España
Año: 2008 Duración: 110min.
Dirección:Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría
Guión: Álex de la Iglesia y Jorge guerricaechevarría(Novela: Jorge Guerricaechevarría)
Fotografía: Kiko de la Rica
Música: Roque Baños
Intérpretes: Elijah Wood (Martin), John Hurt (Arthur Seldom), Leonor Watling (Lorna)
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Trailer
¿Podemos llegar a conocer la verdad? Álex de la Iglesia indaga en los entresijos matemáticos, filosóficos y azarosos más nihilistas para ofrecernos Los Crímenes de Oxford, una de sus películas más indeterminadas y academicistas que se aleja de la habitual estridencia que suele acompañar a su cine.
Con un comienzo extremadamente predecible y un desarrollo que todavía lo es más, de la Iglesia juega a perderse en cavilaciones y triquiñuelas argumentales que poco tienen de sorprendentes; más aún si tenemos en cuenta el frágil entramado sobre el que se sostiene la intriga. Así, encontramos en manos de un antojadizo destino el clímax y consiguiente desenlace de la historia, que por medio de encontronazos fortuitos alcanza una resolución rocambolesca. Un crimen que resulta a ojos del espectador no tan perfecto como cabría esperar. Y es que el presidente de la academia en esta ocasión parece más preocupado por demostrar su aventurado y personal duelo intelectual que por hilvanar de forma sustancial este thriller de obvia influencia hitchcockiana.

No obstante, a pesar de la tosca causalidad con la que los hechos acontecen, estamos ante un film de una calidad formal casi impecable. Tanto es así que resulta excesivamente rígida y encorsetada en sus cánones autoimpuestos. Con una tensión sostenida, y también ligeramente alargada, Los crímenes de Oxford se presenta como un producto frío y aséptico que renuncia al sello propio para regalarnos un calco de superproducción americana que poco o nada se acerca a un cine que, en Álex, tiende a la hipérbole y al naturalismo más exacerbado.
Con todo, por arte de magia, la cinta consigue mantener al espectador enganchado a la trama. A ello contribuye una magnánima Leonor Watling que, devorando cinematográficamente a un insustancial Elijah Wood, se erige como amazona capaz de cautivar al público masculino sin ningún tipo de concesión. Y todo ello pese a afrontar la hazaña de encarnar a un personaje completamente superfluo engarzado de manera burda en la historia principal. ¿Suficiente aliciente? Decidan ustedes.

Esta peli pierde por goleada ante cualquiera de los tres magníficos capítulos de Sherlock, la serie de la BBC.