Valoración de VaDeCine.es: 7,8
Título original: Un prophète
Nacionalidad: Francia, Italia
Año: 2009 Duración: 150 min.
Dirección: Jacques Audiard
Guión: Jacques Audiard, Thomas Bidegain
Fotografía: Stéphane Fontaine
Música: Alexandre Desplat
Intérpretes: Tahar Rahim (Malik El Djebena), Niels Arestrup (César Luciani), Adel Bencherif (Ryad), Hichem Yacoubi (Reyeb), Reda Kateb (Jordi), Jean-Emmanuel Pagni (Santi)
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MALIK EL DJEBENA O LA FUERZA DEL SINO
El drama carcelario como subgénero en sí mismo nunca terminó de marchitarse, pero obras como la reciente triunfadora de los Goya, Celda 211 de Daniel Monzón, o ésta Un Profeta riegan de hiperrealismo un tipo de films que agradece este nuevo aliento.
No obstante, y ampliando la mención anterior, Un Profeta combina este pulso crudamente real con un hálito sombríamente poético y social, un punto subjetivo en el que asistimos perplejos a cómo el presidio y los actos pretéritos condenan la mente al delirio. Máxime si dichas acciones no fueron causa del encierro sino consecuencia de la supervivencia en prisión.
Así, lo tristemente cierto de la cárcel es que demasiado a menudo, lejos de reinsertar, pudre la conciencia de sus reclusos, gestionando malamente el difícil hábitat interno, perfecto caldo de cultivo de delincuencia profesional y prestigioso máster en mafias y corruptas cadenas de favores.

Por ahí es por donde Jacques Audiard , un director usualmente premiado en Francia pero hasta hoy desconocido para el gran público europeo, parece encaminar el discurso de un largometraje cuya ambigüedad en el mismo ayuda a enfatizar la sensación de soledad y no pertenencia de Malik El Djebena (soberbia interpretación de Tahar Rahim, todo un descubrimiento), un chico árabe no practicante al que el encierro en la Prisión Central le llega impuesto por su recién mayoría de edad. Ya no le queda la red del reformatorio, ahora el salto al vacío delictivo le valdrá un castigo que transformará al joven en un superviviente atroz en tierra de nadie, capaz de cualquier cosa por llegar a la siguiente puesta de sol.
En esta conversión criminal, en esta instintiva ascensión repleta de astucia por los estratos carcelarios, el film emparenta con los grandes clásicos sobre el crimen organizado. Poco difiere en esencia la imperativa transformación de Malik con la triste historia de Michael Corleone, aún menos con la del vehemente Tony Montana. A cada uno su realidad social/familiar le encamina, o desencamina, hacia un inevitable destino. Así, el matiz viene en el escenario y en la clase social de cada cual.
Aquí, Un Profeta aprovecha para enmarcarse, para encuadrarse en una atmósfera opresiva y en una realidad tangible, la de la violenta delincuencia en algunas minorías étnicas galas, un poco al estilo del fabuloso serial estadounidense The Wire.

Sin caer en la autocomplacencia ni el sensiblero regodeo respecto a la crítica social, Audiard combina acertadamente esa episódica presentación de personajes tan de moda con un pulso narrativo firmemente clásico, sin duda el mayor activo del film. Una apropiadísima cadencia que sublima el ritmo de una cinta que, a pesar de su extenso metraje, apasiona y atrapa al espectador inexorablemente, exactamente del mismo modo en que Malik El Djebena es arrastrado por una tremebunda espiral delictiva.
tiene una buena pinta de la leche! la apunto como pendiente. M atrae todo lo que comentas que contiene.