Valoración de VaDeCine.es: 8
Título original: Forbidden Planet Nacionalidad: Estados Unidos Año: 1956 Duración: 98 min. Dirección: Fred M. Wilcox Guión: Cyril Hume (historia: Irving Block, Allen Adler, libremente basado en "La Tempestad" de Shakespeare) Fotografía: George J. Folsey Música: Bebe Barron, Louis Barron Intérpretes: Walter Pidgeon (Dr. Edward Morbius), Anne Francis (Altaira Morbius), Leslie Nielsen (Comandante J.J. Adams) Trailer
Aquella espléndida amalgama de referencias e influencias que es The Rocky Horror Picture Show (un demente homenaje a la serie B, el sci-fi y lo kitsch como forma de vida) abría la función con unos inolvidables labios rojo intenso relatando todo un catálogo para la nueva mitología bizarra: Fay Wray, Claude Rains, Michael Rennie, Dana Andrews… y, en el estribillo de 'Science Fiction/Doble Feature' -obertura del controvertido y exuberante musical-, una y otra vez aquella línea que rezaba “Anne Francis stars in Forbidden Planet”. Así de importante es este Planeta Prohibido para la cultura subversiva y la ciencia ficción de toda una época. Única entre las de su especie. Pieza de culto. Transgresión futurista y libérrima del texto clásico 'La Tempestad' de William Shakespeare, también aquí se narra el aislado exilio de una hija y su padre, absorto éste en el estudio y la erudición; trasponiendo, eso sí, isla por remoto planeta y el aprendizaje de la magia por el de una civilización extraterrestre extinta. Modificaciones sustanciales en la forma pero imperceptibles en el fondo, que mantiene el duro discurso contra quien se alía con lo sobrenatural para, desbordado por un poder que no le corresponde, acabar muriendo en las orillas del conocimiento. 
Paradigma de una ciencia ficción sesuda y docta, su colorista propuesta equilibra dicha profundidad narrativa con el atractivo en el apartado técnico. Así, y a pesar de las arrugas, aún se adivina el añejo orgullo de unos efectos especiales geniales en tiempos pretéritos: lásers, criaturas invisibles, stop motion y todo tipo de cachivaches, incluyendo al mítico Robby el robot, quien, elevado desde aquí a la categoría de icono, haría carrera como “actor” en diferentes producciones televisivas y cinematográficas posteriores. También ejemplo de su adelanto a los tiempos sería una de las primeras minifaldas que se recuerdan en la gran pantalla, aquélla que mitificó a la bella Anne Francis, coprotagonista del filme junto al soberbio Walter Pidgeon y a un irreconocible Leslie Nielsen, quien por entonces no peinaba una sola cana. Ubicado pues el largometraje en su influencia para con la posteridad, y salvando la ancianidad propia de un filme con más de medio siglo a sus espaldas, lo verdaderamente cierto es que su alegato no ha perdido un ápice de validez y ni pizca de su subyugante interés. Y es que si La Biblia tuvo su Torre de Babel como denuncia a la arrogancia humana y la mitología griega a Ícaro como lección para quien ansía volar demasiado alto, la cultura moderna del audiovisual siglo pasado para siempre tendrá en Forbidden Planet y el Dr. Edward Morbius a su alado desmedidamente ambicioso, fatalmente derretido en su imprudente acercamiento al Sol.
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¿Qué pensábais? ¿Qué solo se interpretar al Teniente Frank Drebin? Y encima me morreo con la rubia minifaldera! Ahí lo llevas!!