Valoración de VaDeCine.es: 9.5
Título original: Hannah and Her Sisters Nacionalidad: U.S.A. Año: 1986 Duración:103 min Dirección: Woody Allen Guión: Woody Allen Fotografía: Carlo Di Palma Música: VV. AA. Intérpretes: Mia Farrow (Hannah), Dianne Wiest (Holly), Michael Caine (Elliot), Woody Allen (Mickey), Barbara Hershey (Lee), Lloyd Nolan (Evan), Max Von Sydow (Frederick), Carrie Fisher (April), Julie Kavner (Gail), Daniel Stern (Dusty), John Turturro (Ron) Trailer
Hannah y sus hermanas es, junto a Annie Hall, Manhattan o Delitos y faltas (yo añadiría otras diez o doce películas más, pero se me vería demasiado el plumero) una de las películas más emblemáticas de la filmografía de Woody Allen. Se trata ésta de una película coral que gira en torno a la historia de tres hermanas: Hannah, la esposa perfecta, entregada madre y actriz de éxito, que lleva una armoniosa y saludable vida; Lee, que vive con un huraño pintor al que ya no ama; y Holly, neurótica, drogadicta y artista, con un gran potencial pero que no acaba de encontrar el modo de expresarlo. A su vez, Hannah está casada con Elliot, que está secretamente enamorado de Lee, con la que mantiene un pequeño romance. Paralelamente, encontramos a Mickey, el primer marido de Hannah, que pasa por una grave crisis existencial que le lleva al borde del suicidio. En conjunto, Woody Allen nos muestra un microcosmos contemporáneo en el que toca los diferentes aspectos de la vida: el amor, el desamor, la frustración, el miedo a la muerte… pero sobre todo, nos habla de relaciones interpersonales. Al mismo tiempo, también retrata la esencia del ser humano a través de sus diferentes personajes: con Holly (encantadora Dianne Wiest) nos muestra la búsqueda de la identidad del hombre y de la mujer modernos, el afán por encontrar su justo lugar en una sociedad masificada en la que cada uno tiene ya poco nuevo que aportar; en Elliot (magnífico Michael Caine) describe el eterno inconformismo inherente al hombre, que siempre desea lo que no tiene y que, una vez que lo consigue, le quema en las manos atemorizado por las consecuencias (¿quién dice que el hombre deba ser coherente?); con Mickey (paranoico y divertidísimo Woody Allen), expone la necesidad del hombre de responder a las grandes preguntas (¿de dónde vengo? ¿qué hago aquí? y, sobre todo, ¿a dónde voy?) y su amargura ante la imposibilidad de encontrar una respuesta satisfactoria; a través de Lee (emotiva Barbara Hershey) nos muestra la inevitable indecisión y desorientación del ser humano ante los grandes retos que se le presentan en la vida; y, finalmente, el personaje que encabeza el nombre de la película, Hannah (una loable Mia Farrow, ajustada a lo que exige su papel), que representa ese tipo de persona que finge ser fuerte, segura de si misma, alguien con una capacidad sobrehumana para sacar su vida adelante (y en este caso, también la de los demás), pero que en realidad está interpretando un papel que ha ido creando con el tiempo; ciertamente es el personaje que sale peor parado de este intrincado universo, ya que todos le recriminan su seguridad y su frialdad, pensando que no le afecta, aunque ella intenta curar a escondidas sus heridas para que nadie se dé cuenta de su fragilidad. Con todos estos personajes, y algunos más, Woody Allen nos describe la poliédrica y contradictoria esencia del hombre.

Para ello echa mano de otro gran conocedor de la psique humana, Ingmar Bergman. De hecho, Hannah y sus hermanas pertenece a un conjunto de películas de Allen deudoras del cine realizado por este gran realizador sueco, como son Interiores (1978), September (1987) y Otra mujer (1988). Así, además de contar con el emblemático actor sueco Max Von Sydow, conocido por trabajar en muchas películas de Bergman, son varias las referencias a éste: al igual que las hermanas de Gritos y susurros (1972), vemos a Hannah y sus hermanas afrontar la vida y sus problemas cotidianos de forma diferente; o, como ocurre entre la madre y la hija de Sonata de otoño (1978), la hermana y el marido de Hannah le recriminan que dé tanto a los demás y que no pida casi nada a cambio, algo que ellos ven como una forma de decirles que son débiles e inmaduros. La diferencia entre ambos directores es el tono de sus propuestas, más trascendente y dramático en Bergman, y más ligero y cotidiano en Allen. Dentro de la filmografía de Woody Allen, Hannah y sus hermanas sobresale porque consigue mezclar todas sus fobias, frustraciones y referentes, creando algo inteligente, amable y cálido, aún tratándose de un nuevo ejemplo del eterno exhibicionismo psicológico del director. La construcción de los personajes y de sus historias es tan compleja que se convierte en un catálogo de personalidades en el que cualquier espectador puede ver reflejado algún aspecto propio y sentirse incluido dentro de la película.

Para aquellos que busquen al Woody Allen de siempre, son varias las constantes que se repiten en esta película, como el tema de las relaciones de pareja, que tanto le preocupa y que tantas veces ha plasmado en sus obras, o la frustración del artista que no encuentra el medio para expresar su creatividad. También se encontrarán con la hermosa ciudad de Nueva York, eterno escenario de su filmografía hasta los últimos años, o con el tema de la religión, que tantos buenos chistes le ha reportado a lo largo de su carrera. Y como no, las referencias a la muerte, pero no como final del camino, sino como estímulo para vivir más intensamente. Todo ello contado con su habitual tono ágil y agradable. En definitiva, con Hannah y sus hermanas, Woody Allen consigue plasmar el estilo de vida contemporáneo, donde todos estamos interconectados y las acciones de cada uno repercuten en los demás (¿acaso no es eso, en parte, la globalización?). Pero además, lo que me parece más interesante de su propuesta es su magistral exposición de cómo debería afrontarse la vida: unos lo hacen con temor, otros con temeridad, pero él nos propone disfrutar de la vida todo lo que podamos, con sus luces y sombras, antes de que se baje el telón. Sin duda, una buena terapia para animarse en esos días de abatimiento.
|
Es un peliculón, Allen en plena forma!