Valoración de VaDeCine.es: 8.9
Título original: Cat on a hot tin roof Nacionalidad: Estados Unidos Año: 1958 Duración: 108 min. Dirección: Richard Brooks Guión: Richard Brooks, James Poe Fotografía: William Daniels Música: Charles Wolcott Intérpretes: Paul Newman (Brick), Elizabeth Taylor (Maggie), Burl Ives (Harvey), Jack Carson (Cooper), Madeleine Sherwood (Mae), Judith anderson (Ida)
Resulta inverosímil que una lujosa y vasta mansión pueda llegar a convertirse en un claustrofóbico escenario en el que mantener una conversación privada sea de todo menos fácil. El desencadenante es que el bullicioso clan de los Pollit al completo se ha desplazado hasta allí para celebrar el sesenta y cinco cumpleaños del abuelo Harvey (Burl Ives) al que, tras un completo chequeo, le ha sido diagnosticada una inminente enfermedad terminal. De modo que sus dos hijos, Cooper (Jack Carson) y Brick (Paul Newman), sus respectivas esposas, Mae (Madeleine Sherwood) y Maggie (Elizabeth Taylor) y los insufribles vástagos del primero, se personan en la residencia familiar para rendir homenaje al moribundo patriarca.

Cooper, abogado de profesión y de carácter aparentemente dócil, lleva una vida modélica. Siempre se ha dejado guiar por los consejos de su padre. Sin embargo, la suculenta herencia del abuelo es el motor en torno al cual gira la complaciente actitud de éste. Su esposa Mae, cual hiena rastrera, manipuladora y envidiosa, se deshace en halagos para ganarse el favor y la herencia del viejo. Ella y su numerosa prole nos regalan los momentos más irónicos de la cinta, llegando incluso a provocar en el espectador la vergüenza ajena en incontables ocasiones.

Por otro lado, encontramos a Brick, huraño ex jugador de rugby venido a menos que se ha dado a la bebida como vía de escape a su insufrible existencia. Su mujer, Maggie, goza de la predilección de Harvey, sin embargo es repudiada por su marido. Ella sacará las uñas y, determinada a no aceptar su rechazo, tratará de recuperar el amor de Brick sacando toda su artillería pesada. Y es que este matrimonio soporta una pesada carga. El fantasma de Skipper, fiel compañero de Brick fallecido de manera trágica, envenena la relación y siembra la duda y los celos en la pareja. La homosexualidad queda latente en la historia, que de manera implícita se deja entrever, que no mostrar, debido al lastre de la censura. Richard Brooks nos concede el privilegio de acercarnos a una historia imperecedera, una historia por la que los años pasan sin hacer mella alguna. Tomando como ingredientes principales las relaciones familiares, el peso del pasado, la culpa y lo vacuo de las posesiones materiales como pasaporte a la eternidad, el director hace del diálogo el pilar maestro sobre el que se asienta la película. De profundidad envidiable, son los personajes los encargados de elevar a la categoría de obra maestra el guión de esta cinta. Liz Taylor se transforma en un derroche de sensualidad femenina y despecho en un papel que la transportaría a la categoría de diva de Hollywood. Qué decir de Paul Newman. Nos brinda una actuación insuperable. Lo atractivo de su personaje radica en el halo de misterio e indolencia del que hace gala. Su mirada nos hace partícipes de una escena sublime en la cual, los ojos del tristemente fallecido actor se arrasan de unas contenidas lágrimas que hacen que el espectador tome consciencia del dolor interno de Brick. Esta soberbia adaptación del clásico de Tennessee Williams fue definida a la perfección por Haro Tecglen: "una reminiscencia de la grandeza de la tragedia griega en el sur de Estados Unidos, un cruce de pasiones y emociones, de odios, asco, ambición, dominio y posesión...". Fueron seis las nominaciones a los Oscar que obtuvo esta cinta, entre ellas la de mejor actor para Paul Newman, que nos regaló una más de sus memorables actuaciones. El mito de los ojos azules ya forma parte de la historia del cine. Por fortuna su legado permanecerá ajeno al paso del tiempo y nos hará seguir vibrando con la mirada más hermosa de este mágico invento que es el cine.
|
Cuando salen tod@s es@s pseudo-actores/actrices por las alfombras rojas, creyéndose verdaderos actores/actrices, deberían ver esta película para entender el porqué muy pocos pueden llamarse estrellas: que grandísimo Paul Newman, sin apenas diálogo se como la cámara en cada plano; y soberbia Elizabeth Taylor, como muy pocas, lástima que las multitudinarias exaltaciones no vendrán hasta su muerte...
He visto esta peli unas cuantas veces, y nunca me he percatado de la homosexualidad implícita de la que hablas. Siempre he entendido que Skipper tuvo una aventura con Maggie y Brick lo(s) descubrió(pilló)... ¿Tú te referías a que el lio era entre Skipper y Brick?