Valoración de VaDeCine.es: 10
Título original: The hustler Nacionalidad: Estados Unidos Año: 1961 Duración: 134 min. Dirección: Robert Rossen Guión: Sydney Carroll y Robert Rossen Fotografía: Eugen Schüfftan Música: Kenyon Hopkins Intérpretes: Paul Newman (Eddie Felson), Jackie Gleason (Minnesota Fats), Piper Laurie (Sarah Packard), George C. Scott (Bert Gordon)
Trailer
A veces, todo lo que nos hace falta es una buena paliza que nos revuelva las entrañas para verlo todo mucho más claro, para descubrir nuestro límite, para darnos cuenta de que quizás sea el momento adecuado de cambiar el rumbo, de conseguir el carácter necesario para superar nuestro reto más inalcanzable. Eddie Felson, protagonista de El buscavidas, es un experto en este tipo de somantas, tanto físicas como emocionales. El secreto de El buscavidas está en la sencillez de su historia. Aparentemente no cuenta gran cosa, la historia de un buscavidas de poca monta cuya obsesión es derrotar al mejor jugador de billar de Estados Unidos, "El gordo de Minnesota". La película nos dibuja los personajes mediante una serie de brochazos en forma de un puñado de escenas claves, sin entretenerse en contar los entretiempos pero, eso sí, sin caer en la precipitación. De hecho, la película se podría resumir en tres escenas y no dejaría de tener sentido: la primera partida de billar de Eddie Felson contra "El gordo de Minnesota", la posterior conversación entre Eddie Felson y Bert Gordon en la sala de póquer, y la segunda y definitiva partida en la que se enfrentan "El gordo de Minnesota" y Eddie Felson. Sin embargo, en El buscavidas no sobra ni un sólo fotograma, cada plano, cada gesto de sus actores es una pincelada que le da mayor profundidad al conjunto hasta componer un retrato perfecto de tres personajes inevitablemente avocados, cada uno a su manera, a la perdición.

Resulta imposible no identificarse con Eddie y sus miedos, con su obsesión por derrotar al "Gordo de Minnesota" que, en realidad, no representa más a que ese reto inalcanzable que todos tenemos; Bert Gordon provoca tanta atracción con su conocimiento de la naturaleza humana como repulsión por su capacidad para secar por dentro a todo aquél que se le acerca demasiado; y Sarah Packard produce una infinita compasión como aspirante a escritora que, en el fondo, sabe que nunca será capaz de escribir ni un sólo libro. Es fascinante como Sarah, el personaje más débil de la función, es el único capaz de escapar al hechizo de Bert Gordon, que es el más fuerte. Sólo ella se atreve a plantarle cara, a tratar de abrir una pequeña fisura en el armazón de piedra que recubre el cuerpo y el corazón de Bert. Son dos personajes complementarios, imprescindibles cada uno en su papel para que Eddie acabe comprendiendo el significado de la dignidad y adquiera ese carácter que lo hará invencible. Lástima que ese carácter no le conduzca a la felicidad, sino a la certeza de que para conseguirlo tuvo que sacrificar lo único que fue real en toda su vida.
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Me ha encantado la película, y ese "Gordo de Minessota"... un apodo que encaja con el mito del cine instantáneamente. El tío m cae hasta bien. Por cierto, rolo, una buena lectura del film en tu texto. Ese reto, la dura lección que necesita para superarlo, y un actor manteniendo con Newman un pulso igualado: George C.Scott sobresaliente.